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Banca Privada El Salvador

Banco Particular del Salvador

El 5 de enero de 1885, se autorizó la creación del Banco Particular del Salvador, la segunda institución financiera del país, fundada por José Mauricio Duke y Francisco Camacho. Este banco surgió en un período de inestabilidad política y condiciones económicas desfavorables, con conflictos armados y problemas en las finanzas públicas que frenaron el progreso económico.

La contrata del Banco Particular se estructuró de manera similar al Banco Internacional del Salvador, con una concesión de 25 años y un capital de 400,000 pesos. Se estableció su sede en San Salvador, con la posibilidad de trasladarse, crear sucursales o fusionarse con otras instituciones bancarias. El banco estaba autorizado para realizar operaciones usuales de banca y recibió exenciones tributarias similares a las de otras contratas.

El gobierno salvadoreño permitió al Banco Particular emitir billetes pagaderos al portador, pero debía mantener un respaldo en metálico de al menos el 40% de la emisión en circulación, garantizando la devolución del dinero depositado por sus clientes. Para eliminar el monopolio de emisión otorgado previamente al Banco Internacional, se estableció que el Banco Particular debía obtener permiso para que sus billetes fueran admitidos a la par en el pago de tributaciones.

El Banco Particular centró sus actividades en ciudades con mayor actividad agrícola y exportadora, como la producción de café, azúcar y otros productos, así como en áreas con actividad semi-industrial. La actividad financiera se orientó a la creación de oportunidades de inversión agropecuaria y a la compra de insumos y tecnologías para mejorar la producción.

Después de seis años de operación, el 12 de diciembre de 1891, el Banco Particular del Salvador cambió su nombre a Banco Salvadoreño, continuando su legado en el sistema financiero del país.

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Banco Internacional del Salvador

El Banco Internacional del Salvador, fundado el 20 de agosto de 1880, fue la primera institución bancaria formal en el país, establecido a partir de un contrato firmado el 5 de abril de 1880 entre el Ministro de Hacienda Pedro Meléndez y José Francisco Medina, representante de un conglomerado internacional de socios accionistas. La creación del banco fue un gran acontecimiento nacional y tuvo un alto impacto económico y social en El Salvador.

El apoyo financiero y el conocimiento técnico detrás del banco fueron proporcionados por la familia Medina, nicaragüenses de origen argentino con experiencia en actividades financieras en Costa Rica, Nicaragua y Guatemala. La institución estaba dirigida por una junta de inversionistas y directores, una comisión de vigilancia, directores ejecutivos, un gerente interino y un cajero en su sede central en San Salvador, y tenía agencias en otras ciudades del país.

El gobierno salvadoreño otorgó al Banco Internacional grandes concesiones para fomentar sus actividades y obtener resultados rápidos. Estas incluían exenciones fiscales, el uso de ferrocarriles y telégrafos nacionales y la importación o exportación de metales preciosos. Además, se garantizó apoyo en caso de guerra y a sus socios, directivos y empleados, exenciones del servicio militar obligatorio y en la elección de jurados.

El Banco Internacional obtuvo la exclusividad de la emisión de billetes por 25 años, hasta la fundación de otros bancos privados que también adquirieron la facultad de emitir moneda nacional. Los servicios del banco eran limitados y destinados principalmente a comerciantes y agricultores dedicados a la exportación, que requerían instrumentos financieros para operaciones de crédito a largo plazo y transacciones internacionales.

A pesar de la utilidad del banco, la exclusividad de las emisiones privadas de billetes fue rechazada por el público, pues se consideró un mal para la economía nacional y solo benefició a unos pocos capitalistas. Sin embargo, la fundación del Banco Internacional representó una innovación en el campo financiero y tuvo un impacto económico y social significativo en El Salvador.

El 11 de mayo de 1898, el Banco Internacional del Salvador fue adquirido por el Banco Salvadoreño, que posteriormente se convirtió en parte del conglomerado financiero internacional HSBC Holdings en 2007. En 2012, la entidad financiera colombiana Davivienda adquirió el Banco Salvadoreño-HSBC, junto con otras representaciones del HSBC en Centroamérica.