El Banco Internacional del Salvador, fundado el 20 de agosto de 1880, fue la primera institución bancaria formal en el país, establecido a partir de un contrato firmado el 5 de abril de 1880 entre el Ministro de Hacienda Pedro Meléndez y José Francisco Medina, representante de un conglomerado internacional de socios accionistas. La creación del banco fue un gran acontecimiento nacional y tuvo un alto impacto económico y social en El Salvador.
El apoyo financiero y el conocimiento técnico detrás del banco fueron proporcionados por la familia Medina, nicaragüenses de origen argentino con experiencia en actividades financieras en Costa Rica, Nicaragua y Guatemala. La institución estaba dirigida por una junta de inversionistas y directores, una comisión de vigilancia, directores ejecutivos, un gerente interino y un cajero en su sede central en San Salvador, y tenía agencias en otras ciudades del país.
El gobierno salvadoreño otorgó al Banco Internacional grandes concesiones para fomentar sus actividades y obtener resultados rápidos. Estas incluían exenciones fiscales, el uso de ferrocarriles y telégrafos nacionales y la importación o exportación de metales preciosos. Además, se garantizó apoyo en caso de guerra y a sus socios, directivos y empleados, exenciones del servicio militar obligatorio y en la elección de jurados.
El Banco Internacional obtuvo la exclusividad de la emisión de billetes por 25 años, hasta la fundación de otros bancos privados que también adquirieron la facultad de emitir moneda nacional. Los servicios del banco eran limitados y destinados principalmente a comerciantes y agricultores dedicados a la exportación, que requerían instrumentos financieros para operaciones de crédito a largo plazo y transacciones internacionales.
A pesar de la utilidad del banco, la exclusividad de las emisiones privadas de billetes fue rechazada por el público, pues se consideró un mal para la economía nacional y solo benefició a unos pocos capitalistas. Sin embargo, la fundación del Banco Internacional representó una innovación en el campo financiero y tuvo un impacto económico y social significativo en El Salvador.
El 11 de mayo de 1898, el Banco Internacional del Salvador fue adquirido por el Banco Salvadoreño, que posteriormente se convirtió en parte del conglomerado financiero internacional HSBC Holdings en 2007. En 2012, la entidad financiera colombiana Davivienda adquirió el Banco Salvadoreño-HSBC, junto con otras representaciones del HSBC en Centroamérica.